**Sergio Rodríguez C. Actualizado 03/08/2025 – 07:01 CEST**

El vuelo de Franco Mastantuono, proveniente de Buenos Aires, aterrizó en Madrid a las 14:00 horas. En la terminal 4 de Barajas, una multitud esperaba ansiosa su llegada, marcando el inicio de su nueva vida en la capital. La joven estrella de River Plate, que ha deslumbrado en el fútbol argentino, llegó acompañado de su padre y su agente, quienes han sido clave en su ascenso desde las inferiores hasta el Real Madrid.

La atmósfera en el aeropuerto era casi ritual. Muchos aficionados, algunos con camisetas del Madrid y otros de River, estaban allí para recibirlo. Con la humildad típica de su edad, Franco se detuvo a firmar autógrafos, disfrutando del momento sin prisa ni protocolos.

El trayecto al hotel se convirtió en un viaje emocional. Pasó por Valdebebas y vio el estadio Alfredo Di Stéfano, sintiendo el orgullo de seguir los pasos de Don Alfredo, otro ícono de River. «Hacer el mismo camino que él es un honor», comentó recientemente.

El momento más impactante llegó al pasar frente al Santiago Bernabéu. Franco sacó su móvil y grabó, maravillado por la grandeza del estadio. «Chiquito, eh», dijo con ironía, consciente de que pronto jugará allí.

Además, tuvo un encuentro inesperado con David Trezeguet, leyenda de River, en la entrada del hotel, un cruce que simboliza la conexión entre generaciones de futbolistas.

Ya en el hotel, Franco se tomó su tiempo para asimilar todas las emociones y atender a los aficionados que se acercaron a él. 

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